Panorama electoral nacional.
Hasta ese momento, el único candidato confirmado era Mauricio Macri y múltiples especulaciones sobre una supuesta candidatura de Cristina Fernandez de Kirchner. Sin embargo, la ex presidenta, a diferencia de lo que la gran mayoría de los analistas consideraba, decidió secundar una fórmula presidencial, dando por tierra con las especulaciones que hablaban de un tercer mandato.
A las pocas horas de este anuncio que lleva a la cabeza a un candidato que ni siquiera había sido medido por las encuestas nacionales, Alberto Fernandez, las distintas fuerzas y actores políticos comenzaron a definir alianzas y rechazos a esta fórmula: la suerte había sido echada y el juego había comenzado.
Este hervidero político aún está en ebullición y, quizás al momento de publicada esta nota, el panorama ya haya cambiado. Hasta el momento, el escenario electoral no parece favorecer a la Alianza Cambiemos que a esta altura sólo ha logrado calmar un poco su crisis interna con la permanencia de la UCR dentro del espacio, a pesar de las fuertes críticas de gran parte de los radicales. Sin embargo, ciertas disonancias suenan aún dentro de la alianza gobernante, tanto desde los radicales como desde la inefable Elisa Carrió. De todas maneras, Cambiemos aún no ha jugado su carta más poderosa y que seguramente guardará hasta último momento: reemplazar la desgastada imagen de Mauricio Macri por la impoluta María Eugenia Vidal.
La que se definía como tercera fuerza electoral, Alternativa Federal, viene sufriendo un resquebrajamiento interno que disminuye sus posibilidades para octubre. Tras la retirada de Lavagna y el anuncio de Sergio Massa de su voluntad de participar en un armado capaz de derrotar al gobierno en un claro guiño a la fórmula Fernández-Fernández, A.F. pierde dos porotos fundamentales y quedan sólo las figuras de los gobernadores Schiaretti y Urtubey.
Por su parte los gobernadores no se hacen esperar y en el juego de sus propias elecciones locales han decidido participar desde temprano en la elecciones nacionales. Así es como se han definido hasta el momento los distintos jefes provinciales:
Pero de todos los factores que son claves para definir el futuro electoral, el más importante es la crítica situación económica que atraviesa el país. Si bien el gobierno ha postergado los aumentos pendientes en tarifas y combustibles para después de las elecciones, lo cierto es que la brusca caída del consumo, las altísimas tasas de interés y la inflación descontrolada, suman condiciones propicias para un escenario impredecible en el que todo puede pasar.
Además, el fantasma del dólar en una economía tan endeble siempre está latente y nadie puede garantizar que antes de las elecciones no haya otra corrida cambiaria que lo dispare por las nubes.
Los tiempos se acortan. El 22 de junio deben presentarse las listas de precandidatos para las PASO y el 27 de octubre son las elecciones definitivas. Son cinco meses que, en estas pampas y en materia de elecciones, parecen siglos. Ni siquiera la justicia es ajena a este juego electoral y predecir lo que puede pasar en la Argentina hasta octubre es pura futurología. El juego ha comenzado y, al igual que en los dados, la suerte está echada.